Esa mañana llegué a
las 7 de la mañana a la universidad. Procuro llegar a clase de 7 pues vivo por
el portal 80 y salir a clase de 8 es llegar, prácticamente, a las 10 de la
mañana a la universidad. Durante la hora que tengo libre hasta que comience la
clase de Investigación Social tengo dos opciones: la primera, me bajo del carro
y adelanto mis trabajos o la segunda opción duermo una hora en el carro de mi
amiga. Como buena estudiante, escojo la segunda opción. Debo recargar energías
para mi día más largo de la semana.
Como si una maldición me persiguiera los jueves, ese día
cuando llegué a la universidad me percaté de que había olvidado mi billetera en
la casa. Había dejado mis documentos, mi dinero y, por ende, quedé como se dice
coloquialmente “varada”. Lo primero que hice cuando entré al salón fue pedir un
carné prestado para poder solicitar un computador. Mi compañera Danna me
prestó, muy amablemente, su documento.
Dimos comienzo a la clase recordando lo visto en la
anterior sesión con la lectura de algunas bitácoras de mis compañeros. En esta
ocasión decidimos leer dos bitácoras, la primera de mi compañera Danna y la
segunda de mi compañera Laura Tatiana. Ambas bitácoras lograron conectarme
mucho, pues fueron muy inferenciales y asimismo intertextuales. Con ambos
escritos logré entender más puntos de vista respecto a lo visto en clase. En
ese momento comprendí que esa puede llegar a ser una característica y función
de las bitácoras. No solo recordar lo visto en clase, sino también entender
varios puntos de vista respecto a un mismo tema, pero escrito de manera más
personal y con un toque único. Un pensamiento no será igual, en ningún sentido,
a otro.
Algo que me dejó pensando bastante es una frase que dijo
el profesor mientras analizábamos las bitácoras. “podemos hacer una radiografía
de una persona si vemos las sugerencias que YouTube le brinda a cierto
usuario.” Es el momento en el que sigo asustada, pues creemos estar seguros en
la red y la verdad es que estamos más expuestos que en cualquier otro lado.
Recordé que, en Teoría de la Comunicación, como trabajo de clase nos enviaron a
ver un documental llamado “Nada es privado” donde comentaban acerca de una
compañía llamada “Cambridge Analytica” que recogía datos de las personas según
sus gustos para lograr que votaran por Donald Trump en las elecciones
presidenciales. Lo lograron.
Durante nuestra acostumbrada charla después de la lectura
de las bitácoras, el profesor mencionó algo que se me hizo muy gracioso “La
paradoja de los buñuelos” preguntó al resto de la clase si habíamos preparado
buñuelos. Por mi parte, contesté que no. Que eran muy difíciles de hacer. Creí
que iba a explicar que debíamos trabajar en las cosas hasta que salieran bien.
Sin embargo, cuando explicó el secreto de lograr unos buenos buñuelos me
sorprendí. Cobos habló de que la masa de los buñuelos se debe dejar reposar
aproximadamente 2 horas y en ese momento freír los buñuelos para que no se
revienten. “Así deben ser las bitácoras” dijo, deben dejar reposar su bitácora
a penas terminan de escribirla, releerla y en ese instante sí compartirla.
Cuando escribimos, nos sentimos todos unos autores, unos expertos. Sin embargo,
somos humanos y así como nos dejamos cegar con promociones que no existen,
también creemos que todo lo que estamos escribiendo quedó super bien. Adicional,
nos propuso un reto. Se llama #Coboschallenge, consiste en reducir la mayor
cantidad de “que” dentro de nuestras bitácoras, pues algunos usaron 160, 140, o menos, pero igual el reto es dejar un solo “que”
por párrafo.
Después de esa gran enseñanza culinaria y académica
formalizamos el tema principal de la clase. Enfoque cualitativo y cuantitativo.
Sin embargo, no teníamos muy claro las diferencias entre cada concepto. Creo
que la mayoría sabíamos que uno era de datos que se pueden organizar, tabular,
etc. Pero, por otro lado, las diferencias claras entre uno y otro no las teníamos
tan presentes.
Hicimos un trabajo en parejas donde debíamos crear un
cuadro comparativo y escribir lo que hacía diferente el enfoque cualitativo del
enfoque cuantitativo. Pasaron alrededor de 20 minutos. Como se nos ha dicho
antes, el conocimiento se obtiene mejor si todos reunimos lo que hemos
investigado y discutimos diferentes respuestas a una pregunta.
Debido a eso, el profesor repartió dos marcadores, uno negro
y otro azul. Cada pareja tenía que escribir una diferencia y explicarla. Mariana
y yo decidimos hablar de que la cualitativa se involucra en el proceso de
investigación. Es decir, el investigador se adentra y se comunica con los
sujetos (in vivo) y la cuantitativa, se sirve del sujeto para su investigación,
más no se involucra directamente con lo que está investigando. (in vitro),
cuando el profesor dijo esa palabra recordé que existen embarazos que se gestan
de manera in vitro, eso significa la unión de ovarios y espermatozoides en un
laboratorio. Supongo que tiene que ver con el hecho de que la persona que
realiza el procedimiento no se involucra directamente, solo sirve como unificador
de las partes que forman un bebé. Pero no se involucra personalmente con el proceso
en sí. Terminamos de pasar todas las parejas hasta que quedó un gran cuadro de
comparaciones en el tablero.
Cuando acabamos me fijé que claramente nos estábamos encaminando
hacía la parte cualitativa. Por lo que he escuchado, las características de la
parte cualitativa se me hacen muy direccionadas a la investigación social. Como
comunicadores debemos involucrarnos con nuestros sujetos de investigación, pues
no podemos parecer ajenos a lo que estamos retratando. Ya sea para un
reportaje, crónica, documental, perfil, etc. Debemos tener claro que como
profesionales encargados de mostrar o intentar mostrar la realidad. Debemos
estar inmersos en las situaciones que vamos a contar. No es lo mismo decir “los
quichuas son de piel morena, de estatura pequeña y de numerosas familias” a
decir “En sus rostros se puede ver la emoción de empezar un nuevo día junto con
sus hijos. Todos los martes salen al mercado a vender su mercancía.” Cuando nos
involucramos, podemos no solo convertirnos en aliados de la realidad sino
también mejores relatores de esta.
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